Indonesia - Isla de Komodo: dragones, turismo y patrimonio

El Parque nacional de Komodo, del nombre de la isla principal acogiendo los famosos lagartos varanos, se encuentra al este de Sumbawa y al oeste de Flores en la provincia de Nusa Tenggara Este. Creado en 1980, se compone de tres islas principales, Komodo, Padar y Rinca, así como de varias otras islas más pequeñas. Este Parque fue
clasificado zona prioritaria de conservación a nivel mundial por sus ecosistemas terrestres y marinos únicos. La riqueza de su biodiversidad se convirtió en un argumento turístico, y los visitantes son cada vez más numerosos. Pero este éxito no es sin consecuencias ambientales y plantea el tema del desarrollo de un turismo más sostenible.

 

Leyenda de la imagen



 

Esta imagen de Komodo, isla indonesia de las pequeñas islas de la Sonde, fue tomada por un satélite Sentinel 2A el 10 de mayo de 2019. Se trata de una imagen con colores naturales, de resolución nativa a 10m.

Esta imagen contiene indicaciones geográficas el parque nacional de Komodo en Indonesia.

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Presentación de la imagen global


Komodo: un parque nacional inscrito en el Patrimonio mundial de la UNESCO que se enfrenta a los retos del turismo de masas.

Como lo muestra la imagen, estamos aquí en un espacio caracterizado por la insularidad con la presencia de muchas islas, de las cuales las tres más grandes son Komodo, al centro, la isla de Rinca, al este, donde podemos distinguir, al sur, el antiguo volcán ampliamente ensanchado hacia el sur, y la isla de Padar entre ambas.

Estamos aquí en las Pequeñas Islas de la Sonde, que se sitúan entre las islas de Sumbawa y Flores. La isla de Komodo se extiende por unos 30 km norte/sur y 16 km oeste/este en su anchura máxima y cubre 390 km2 para culminar en el Monte Satalibo (735 m). Tiene una población de 2 000 habitantes, es decir una densidad de solamente 5 hab/ km². También muy recortada, la isla de Rinca cubre 196 km² y culmina en el Monte Dora Ora con 667 m. de altura. Finalmente, la pequeña isla de Padar cubre 20 km².

Un entorno natural de excepción

El sitio de Komodo fue registrado en el patrimonio mundial de la UNESCO en 1991. Cubre una zona de 1 800 kilómetros cuadrados alojando una fauna y flora extremadamente variadas. Los paisajes atestiguan de esta riqueza con un contraste entre los espacios arbolados de las colinas del centro de las islas, que aparecen en verde en la imagen, y las sabanas secas situadas más cerca de los litorales que aparecen en marrón claro en la fotografía. Los litorales muy recortados, salpicados de bahías y calas separadas por promontorios rocosos albergan largas playas de arena blanca o rosa (compuesta de escombros de coral rojo). Las manchas turquesas en la imagen, correspondientes a los arrecifes de coral, atestiguan de la belleza del fondo marino. De hecho, la fauna marina es sumamente rica y las fuertes corrientes atraen tortugas, ballenas y delfines, lo que lo convierte en uno de los sitios de buceo más populares del mundo.  

Los lagartos varanos de Komodo, enormes lagartos de unos tres metros, son la atracción del Parque. Se calcula que alrededor de 2 500 lagartos viven en la isla de Komodo, pero también en la isla de Rinca. Esta especie solo se encuentra casi exclusivamente en esta parte del mundo. Emblema del Parque, justifica en sí la llegada de turistas ávidos de descubrimientos. Así, varios caminos fueron acondicionados en las islas de Komodo y Rinca donde los guías acompañan a los grupos de turistas en su cara a cara con los dragones.

Éxito turístico e impactos regionales

En un contexto de preservación del Parque, las infraestructuras turísticas siguen siendo extremadamente limitadas. No hay más que unas tiendas de recuerdos y bebidas frente al embarcadero de la isla de Komodo. El acceso al Parque es posible mediante agencias de viajes que organizan excursiones de uno o varios días. Los turistas deben pagar un derecho de entrada en el Parque y, de este modo, participan a su valorización.

Los cruceros salen del puerto de Labuan Bajo en la isla de Flores, cuya costa oeste es visible en el borde derecho de la imagen, no solo para encontrar los lagartos sino también para disfrutar del magnífico panorama sobre la isla de Padar, o también para descubrir los fondos marinos y la riqueza de la fauna marina.

Es así como la pequeña ciudad de Labuan Bajo se transformó poco a poco en los últimos años. Aunque la actividad está bastante limitada durante el día, las noches ven desfilar a los turistas, que vuelven de excursión, en la calle principal de la ciudad. Los hoteles, restaurantes y clubes de buceo se han multiplicado y han modificado progresivamente el perfil de la pequeña ciudad portuaria. Trabajadores originarios de las cuatro esquinas de la isla de Flores, pero también de otras islas de Indonesia - como Lombok o aun Java - aprovecharon el boom turístico de la región. Además, programas de preservación y de estudios de los fondos marinos atraen a científicos del mundo entero para realizar sus investigaciones en la región. Estas nuevas movilidades participan al reciente dinamismo de Labuan Bajo.

Las repercusiones del Parque también se sienten en la isla de Flores. A menudo los turistas no se contentan con visitar el Parque nacional, sino que también descubren las playas alrededor de Labuan Rojo, o incluso se lanzan a descubrir el resto de la isla.

El aeropuerto de Labuan Bajo, conocido como Aeropuerto de Komodo, fue recientemente modernizado y dispone de un nuevo terminal desde 2015 que puede recibir hasta 1,5 millones de pasajeros por año. Es una de las dos puertas de entrada a Flores, el segundo aeropuerto se ubica en Maumere, al este de la isla. Aunque de momento, solo se realizan vuelos nacionales, las conexiones diarias con Denpasar (Bali) facilitan la llegada de viajeros internacionales. Para algunos, Labuan Bajo se ha convertido en el punto de partida de un viaje más largo en la isla de Flores, un destino cada vez más popular para los turistas en estos últimos años.

Un patrimonio natural codiciado, entre preservación y lógicas mercantiles

El Parque Nacional fue creado en 1980 como resultado de la voluntad del gobierno de Indonesia de garantizar la supervivencia y protección de los lagartos de Komodo. Depende del Ministerio de Bosques, localmente representado por la Oficina del Parque que implementa planes de gestión y un sistema de zonificación para garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas. El objetivo del gobierno es oficialmente promover el Parque a nivel internacional asegurando al mismo tiempo la sostenibilidad de las actividades turísticas.

El objetivo del programa de ecoturismo iniciado consiste en luchar contra la pesca ilegal y la caza furtiva que amenazan especies animales. Patrullas periódicas controlan los pescadores en una gran zona de amortiguación marina. La lucha contra la caza furtiva de las especies terrestres (ciervos, cerdos salvajes …), que sirven de presa para los lagartos, también se refuerza en las islas.

No obstante, desde 2003 el Parque es administrado por una empresa privada, Putri Naga Komodo, aunque se mantiene una colaboración con el gobierno. Por lo tanto, la gestión del Parque oscila entre preservación del medio ambiente y una lógica empresarial. Las recientes discusiones sobre el cierre de la isla de Komodo son un ejemplo perfecto.

En julio de 2019, las autoridades locales propusieron cerrar temporalmente la isla de Komodo a partir de enero de 2020. Denunciaron los problemas causados por el turismo de masas en el modo de vida de los lagartos y también en el tráfico de animales que suscita. El gobierno de Indonesia apoyó la constatación de las autoridades locales y anunció el próximo cierre de la isla de Komodo.

La Oficina del Parque denuncia el número cada vez más grande de visitantes, pasado de 80 000 en 2014 a 170 000 en 2018. La clausura del Parque permitiría aumentar las poblaciones de ciervos y de cerdos salvajes amenazadas por los flujos turísticos crecientes. Por otra parte, cuotas limitarían el acceso al Parque Nacional.  

El gobernador de la provincia de Nusa Tenggara Este, a la que pertenece el Parque nacional de Komodo, había creado una polémica en 2018 proponiendo el aumento del derecho de entrada hasta 500 dólares, en lugar de los 10 dólares actuales. Su propuesta fue rechazada.

Finalmente, el 30 de septiembre de 2019, el ministro del Medio ambiente de Indonesia anunció que el cierre del Parque había sido cancelado. Los argumentos presentados son que los lagartos no son amenazados por el turismo de masas y que limitar el número de turistas acompañado por el aumento de los derechos de entrada serian medidas suficientes para preservar la isla. 

En realidad, el sector turístico se opuso firmemente a los anuncios del gobierno del mes de julio de 2019. La supresión de una tal fuente de ingresos hubiera impactado fuertemente a los trabajadores locales que, para algunos, dependen enteramente de las actividades en el Parque nacional. Además, los habitantes de la isla temían tener que abandonar sus lugares de vida por la fuerza.

¿Sería posible un turismo sostenible?

No obstante, el impacto económico de este «dragon turism» en las poblaciones autóctonas sigue siendo muy limitado. Muchas familias de pescadores - Makassar, Bugis o también Bajo, apodados los «gitanos del mar» - sobreviven a veces difícilmente en un ambiente árido donde el principal recurso es la pesca. El reconocimiento internacional del sitio no es por lo tanto sinónimo de mejora de sus condiciones de vida. Estos pocos habitantes de las islas cuestionan la pertinencia de este parque situado en su espacio de vida, pero del que son prácticamente extranjeros.

El desarrollo de un ecoturismo que se preocupa por el medioambiente y el bienestar de las poblaciones locales parece ser una alternativa al turismo de masas. En los años 2000, los investigadores Walpole y Goodwin propusieron una redistribución más justa de los empleos e ingresos en el Parque. En efecto, notaron que el turismo masivo solo favoreció las agencias de turismo y las ciudades portuarias como Labuan Bajo en perjuicio de las poblaciones locales. Las tarifas de entrada al sitio solo sirven para preservar el Parque y no para mejorar la vida de los habitantes que, para algunos, se contentan con los bajos ingresos de las tiendas de recuerdos en el embarcadero de la isla de Komodo.

Una concertación más grande de los diferentes actores, tanto a escala nacional como local, tal vez permitiría incluir a las comunidades en el desarrollo del Parque. La adecuación entre turismo, patrimonio y economía local sigue siendo un reto para el desarrollo del Parque nacional en los próximos años.


 

Contribuyente

Charlotte Beaudouin, Professeure d’Histoire-Géographie au Lycée Louis Antoine de Bougainville, Bali, Indonésie

Traducción

Fiona PABAN, promotion Bachibac 20xx, Lycée International Victor Hugo Colomiers (Toulouse).

Relecture et corrections :
José ABRAMI, professeur agrégé d’histoire et de géographie, section Bachibac, Lycée International Victor Hugo Colomiers (Toulouse).
Karine AGUIAR, professeur d’Espagnol, section Bachibac, Lycée International Victor Hugo Colomiers (Toulouse).