Las Cataratas del Iguazú: entre desarrollo turístico e industrial, y cooperación transfronteriza

 

Ubicadas en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, son el epicentro de una de las zonas más turísticas de América Latina. Este territorio conoce desde varias décadas transformaciones económicas y urbanas profundas, que benefician ante todo al gigante brasileño que extiende su potencia atractiva hacia las regiones transfronterizas.

 

Esta imagen fue tomada por un satélite Pléiades en 2011. Se trata de una imagen con colores naturales, de resolución nativa a 70m, calibrada a 0,5m

Una de las siete maravillas naturales del mundo en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay

Las cataratas del Iguazú (Cataratas do Iguaçu), formadas por 275 cascadas, constituyen un sistema en forma de anfiteatro de 2,7 km. Localizado sobre el Río Iguazú a unos veinte kilómetros de la confluencia con el Río Paraná, este territorio se ubica entre el parque nacional de Iguazú en el estado brasileño de Paraná y el Parque nacional de Iguazú, en la provincia argentina de Misiones.

Creados a partir de 1939, estos dos espacios representan 250.000 hectáreas de selva tropical. Estas reservas naturales agrupan numerosas especies de la fauna y de la flora latinoamericanas, algunas en peligro de extinción. Considerado como uno de las siete maravillas del mundo, es el primer territorio brasileño declarado patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO.

Además del turismo es también una zona de desarrollo industrial. A partir de 1974, una nueva etapa empieza para Foz do Iguaçu. Se caracteriza por la implantación del embalse de Itaipu Binacional. La segunda central hidroeléctrica más grande del mundo por la cantidad de energía producida se sitúa sobre el río Paraná en la frontera entre las ciudades gemelas Ciudad del Este en Paraguay y Foz do Iguaçu. Dispone de 20 generadores que pueden producir hasta 14 000 Watts. En 2015, esta producción representaba el 19,3% del consumo energético de Brasil y el 89% del de Paraguay.

La construcción de esta obra implica el desvío del Río Paraná. 5000 personas han sido desplazadas. Las aguas, que han crecido de 100 metros, inundan una extensa superficie de selva tropical. Aniquilan los espacios de vida de la fauna y de la flora local. Numerosos animales mueren o migran a pesar del desplazamiento de algunas especies organizado en el marco de medidas compensatorias. El 5 de noviembre de 1982, después de 8 años de obras, el embalse es inaugurado.

Un desarrollo turístico e industrial creciente

A partir de los años 1980, el desarrollo económico de la zona se intensifica. Se crean itinerarios turísticos. Se organiza una red de senderos, un sistema de pasarelas permite acceder a las cataratas más espectaculares, particularmente a la Garganta del diablo. Un ecomuseo es inaugurado en 1987. Posee un arboretum que alberga las especies principales de la región y varios centros de estudios de la flora y de la fauna.

Las infraestructuras se multiplican. Cada una de las tres ciudades gemelas dispone de su aeropuerto internacional: aeropuerto internacional de Foz do Iguaçu, aeropuerto internacional Guarani a Ciudad del Este y aeropuerto internacional Cataratas del Iguazu a Puerto del Iguazú.

La amplificación de las instalaciones viales y la apertura de dos puentes transfronterizos conectan los tres países. Los flujos de personas, de mercancías y de información se intensifican. Desde 1991, la creación del Mercado común del Sur (Mercosur) facilita estos intercambios.

A partir de 2005, el crecimiento del número de turistas es constante. Pasa de unos 900 000 visitantes al año a 1 500 000 en Brasil y 1 200 000 en Argentina. Aunque la crisis económica y política iniciada en 2013 retrasa este dinamismo, son aún 1 642 093 visitantes de 172 nacionalidades diferentes en 2015. Casi un tercio (29%) son argentinos.

Según el observatorio brasileño de las fronteras, este turismo genera 1,6 mil millones de dólares. Es principalmente la industria hotelera y comercial que saca provecho de eso. Del lado brasileño, las tiendas de artesanía y los grandes almacenes se multiplican, los restaurantes y los bares también.

La transformación del paisaje como consecuencia de la construcción del embalse de Itaipu genera una diversificación de las actividades. Estaciones balnearias nacen a orillas del lago. La agricultura y la pesca se intensifican con el crecimiento demográfico. La producción eléctrica generada por el embalse favorece la instalación de industrias. El embalse representa la primera fuente de riqueza para Foz do Iguaçu, delante del turismo.

A modo de compensación, Itaipu Binacional financia, en royalties, las nuevas infraestructuras urbanas. Estas royalties son proporcionales a las zonas sumergidas y a la cantidad de energía gestionada mensualmente. La ciudad ya había recibido unos 330 000 000 dólares desde 1985.


El papel centralizador de Foz do Iguaçu: el reto de una cooperación transfronteriza integrada


Las infraestructuras urbanas e industriales participan sobradamente en el desarrollo de la región. Pero se concentra principalmente en la ciudad brasileña en detrimento de sus vecinas paraguayana y argentina.

En el cruce de dos ciudades, Foz do Iguaçu se beneficia tanto de las cataratas como de las actividades generadas por la estación hidroeléctrica. Estos importantes recursos fiscales permiten a las autoridades públicas mantener una oferta de servicios públicos de calidad, que participan en la atracción de los habitantes de los países vecinos, de los capitales, pero también de los flujos turísticos. Así, Foz de Iguaçu dispone de los mejores indicadores en educación, sanidad, empleo y salarios en el Paraná. Sin embargo, frente a la urbanización creciente, la ciudad alcanza los límites de su territorio comunal.

Al contrario de su gemela brasileña, Ciudad del Este explota poco la estación hidroeléctrica. El mercado de consumo paraguayano es débil. El gobierno ha tratado de implantar industrias, pero eran a menudo demasiado grandes. Por lo tanto, el Estado ha financiado una obra de la que saca poco provecho.

Las desigualdades económicas entre los dos países y el desarrollo de una zona franca en la ciudad paraguayana han favorecido el desarrollo de una economía informal. Cada día, unos cincuenta autobuses cruzan la frontera para revender productos brasileños. Del lado argentino, Puerto Del Iguazú disfruta muy poco de los beneficios turísticos. Las infraestructuras hoteleras y comerciales se sitúan en Brasil mientras que el acceso a las Cataratas es más interesante en la otra orilla.

Las dinámicas de estos tres territorios contiguos se inscriben en dinámicas sociales, económicas, culturales y urbanas distintas. Las amenidades naturales y artificiales han modelado cada uno de estos territorios, pero han beneficiado por el momento ante todo al gigante Brasil. Aunque las relaciones entre los países sean relativamente débiles, la proximidad geográfica y el reparto de algunos recursos imponen que las elecciones de un municipio afecten directamente sus vecinos.

Estas interdependencias necesitan una planificación más amplia más allá de las fronteras nacionales. El desarrollo turístico e industrial, hasta entonces tratado de manera individual, tendrá que ser tratado a nivel supranacional. Sin embargo, esto implica un grado de institucionalización y de cooperación más importante y por lo tanto  superar ciertas discordias históricas.



Documentos complementarios

Para un enfoque más amplio de Brasil: sitio Géoconfluence

Contribuidor


Romain Gallard, Doctorant - Université Paris Ouest Nanterre La Défense, Equipe Mosaïques - UMR LAVUE 7218 Cnrs

Traduccion y correcciones

Frédérique Liévin, professeur d’Histoire et de Géographie,Lycée Edmond Rostand, Luchon.
Myriam Louvet, professeur d’Histoire et de Géographie, Lycée Pyrène, Pamiers.
Marie-Judith Rosales, professeur d’Espagnol, Lycée Pyrène, Pamiers.